domingo, 17 de junio de 2012

Rodéate de sabios y aprenderás. Rodéate de amigos y acabarás borracho en Bernardas.


(Para Ballantines* y demás)

Cuando no tenemos una buena racha podemos leer en feisbuc, tuiter y demás redes frases como "antes de diagnosticarte depresión cercionate de que no estás rodeado de gilipollas" o "la depresión es fruto de haber permanecido fuerte ante los demás durante mucho tiempo".

Yo no estoy deprimida, pero hay días en los que te das cuenta de lo efímero que son muchas cosas. En que lo que hoy es realidad mañana puede que sea solo un recuerdo. Admito que hay cosas mejores que hacer que ponerse a pensar en estas cosas, más constructivas, más agradables. Pero hoy no, hoy toca recapacitar. Un alto en el camino.

Lo mismo en este blog. Un descanso. Ni política, ni autobuses, ni malas fortunas enriquecedoras. Hoy no hablaré desde la razón, ni desde mi estómago, ni siquiera desde mis pensamientos somnolientos, si no desde el corazón. Y sí, sigo siendo yo, permítanle a cada uno sus cursiladas.

Y, a lo que voy. Estamos rodeados de gente. Nuestra gente, esa gente, o gente asecas. Gente a la que valoramos, gente que siempre ha estado ahí, gente a la que deberíamos hacer caso..., y gente la cual nos toca las narices día sí y día también. Esta entrada va dirigida a mis amiguitos de Burgos, en especial  al elemento que está todos los días conmigo en la residencia, la cual entra en el último grupo de gente. Porque pensando y pensando en lo que en ciertos momentos puede desaparecer, me dolería mucho perder lo que he ganado este curso. Sé que no me faltará apoyo , y que nunca dejaré de reir si está cierta berengena cerca. O que nunca me faltará un rato de relax si subo a la tercera planta, y un espidifen si bajo a la primera o, simplemente, encontrarme un proyecto de Bob Esponja.

Un abracico a todos :), que me habéis hecho mucho bien!

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