domingo, 29 de enero de 2012

Paseando por Burgos.

Los rumores sobre el 2012 me los estoy empezando a creer, y no por el cierre de megaupload o por la vuelta de Fraga a su planeta, sino porque en Burgos no hace frío. Ahora parece que llega un poco de invierno, pero hace pocos días estábamos aún en un suave otoño de chaqueta y agradable sol.

Así que, aprovechando la agradable temperatura, una compañera de la residencia y yo nos fuimos a hacer turismo. Cual guiri recorrimos la ciudad mirando arriba y abajo los edificios y plazas, comentando, como ilustres universitarias que somos, las fachadas de los edificios. El casco viejo de Burgos no tiene nada que envidiar a un museo, en todo caso la calefacción, pero parece ser su nueva adquisición tras ver el temporal.

La excursión prosiguió hasta el mirador. Muchas escaleras, una bonita imagen de todo Burgos y las típicas preguntas de "¿Ves la Uni por algún lado?". Y, como curiosas universitarias que somos, nos dirigimos a ver el castillo, algunos metros más arriba. Pasamos de las escaleras acortando por una cuesta bastante empinada que llegaba a la puerta del mismo. Similar al tren de Dumbo <<Podré subir, podré subir...>> yo pensaba <<Que la cultura sea gratis, que la cultura sea gratis...>> (sí, repelente total) pues, como jóvenes universitarias que somos, no nos pesa la cartera. Optimista de mí al pensar siquiera que podía entrar. Cerrado, a no ser que pidas cita con antelación y, como era de esperar, no era gratis. El precio no era exorbitado, pero no entiendo como un sábado por la tarde, con un solete que da gusto, puede estar el castillo cerrado a cal y canto. Que me parece muy bien que un castillo cumpla sus funciones de infranqueable, pero a estas alturas de la civilización está un poco fuera de lugar.


Imagen tomada desde el mirador del castillo.
Un poco de indignación, tener algo así a un tiro de piedra del centro de burgos (sobre todo si la tiras desde el mirador) y que no sea visitado. Y no será por gente, como nosotras, bastantes grupos de personas se habían animado a subir para hacer sus respectivas fotos a la catedral desde una vista privilegiada y todos como tontos subiendo la cuesta para leer que gracias por venir pero que no se puede entrar.

Un poco de envidia. Sabiendo que, por ejemplo, en Francia, de una piedra en medio de un descampado perteneciente al castillo de chochaviejeux te hacen casi hasta un parque de atracciones. Aquí el castillo de burgos cerrado y, otros casos, como la fortaleza de Montearagón (Huesca) con cada vez menos piedras porque, o se caen, o las usan para hacer chabolas. 

Pero este contratiempo no nos desmotivó en absoluto. En el centro burgalés de nuevo pasamos por delante de una exposición: La historia del libro. Como no teníamos nada que perder, entramos. En la recepción nos recibió una chica con cara de "no he hablado con nadie en todo el día". Muy agradable ella, nos informó sobre la visita. Había que pagar. Dos euros con cincuenta, no parece mucho pero, sabiendo que la visita a la catedral me vale tres euros y que el Prado en Madrid me sale gratis, sinceramente, no me dio la gana. Por cero euros se podía visitar la primera planta. Al igual que arriba en el castillo la gente entraba (aunque en menos cantidad) pero, por no pagar, solo veía la primera planta. ¿Tacañería? Posiblemente, pero es lo que hay.
 Si costase solo 50 céntimos habrían ganado más. Eso, o que la gente este dispuesta a pagar más por ver un museo que comprarse una cocacola. Entre tanto iré a la biblioteca, que "It's free".

Dejo conclusiones al gusto.

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